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Descripción

Frederick Leboyer, el famoso obstetra francés, entró en contacto con una técnica ancestral de masaje para bebés durante un viaje personal a India, donde pudo contemplar las ordenadas y precisas secuencias de movimientos y masajes con que una madre acariciaba a su hijo en el suelo de las calles de Calcuta, solucionando de un modo efectivo, armonioso y holístico la esencia del trauma del nacimiento. Esa tradición popular india de masaje infantil, cuyo origen se pierde en el tiempo, constituye en la actualidad una herramienta esencial para la pediatría y la obstetricia modernas. Su denominación fue acuñada por Leboyer y proviene del nombre de aquella mujer india: Shantala. Las semanas que siguen al nacimiento son como la travesía de un desierto poblado de monstruos: las nuevas sensaciones internas que asaltan el cuerpo del niño. Tras el calor del seno materno, después del abrazo que es el nacimiento, llega la soledad helada de la cuna y entonces surge una fiera, el hambre, que muerde al bebé en las entrañas. Sin embargo, lo que trastorna al niño no es la crueldad de la herida. Es la novedad, que confiere al ogro unas proporciones inmensas. ¿Cómo calmar semejante angustia? ¿Alimentar al niño? Sí. Pero no solo con leche. Hay que abrazarlo, acariciarlo, acunarlo y masajearlo.