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Descripción

Papá y yo, a veces es un libro bello, simple, profundo e imprescindible para todas las edades. Mientras texto e imágenes narran de manera sutil los vaivenes de la relación entre un padre y una hija pequeña, el mundo palpita alrededor desplegando grandes temas existenciales. Un hilo tenue exhibe historias paralelas que laten o dejan de hacerlo y de ese modo pulsan lo más profundo de la existencia humana. Sin embargo nada se nombra, ni protagonistas ni sucesos, porque son evidentes aunque se escondan (y reaparezcan) en el diálogo que cada página plantea. La levedad del texto, de las líneas y de los tonos de grises es la materia de su elocuencia y convierte a esta historia particular en un relato universal. Logra demostrar a la vez, que la literatura no excluye lectores y que la comunicación es posible (a veces). de Pilar Muñoz Lascano, para Cubos de mi torre: Papá y yo, a veces es un libro sobre la relación entre una niña y su padre. Un relato construido a través de pocas y elocuentes palabras y de ilustraciones que responden a dos estilos. En la página par los dibujos de trazos infantiles, como si fueran hechos por la protagonista, dan cuenta desde la perspectiva infantil de lo deseos de la niña; mientras la página impar muestra ilustraciones que completan el sentido del texto y proponen múltiples lecturas. En esa diversidad tienen lugar muchas cuestiones. Un relato sobre lo cada protagonista acepta y rechaza; sobre los intereses y los tiempos de cada uno; sobre la distancia entre el mundo infantil y el mundo adulto y los posibles modos de salvarla. Una historia sobre el saber y el compartir; sobre lo que se dice y se calla, y sobre lo que dicen los silencios; sobre la vida y la muerte. Un libro sobre el amor. Es una historia que la autora dedica a su papá escritor. En homenaje a él, Wernicke escribió el texto en la máquina de escribir de su padre. En esta edición impecable, la primera en español aunque el libro ya fue publicado en Japón y Brasil, se respetó esa vieja tipografía. Un libro para disfrutar palabra a palabra, imagen a imagen. La ausencia de colores (todo el libro es en blanco, negro y tonos de grises) genera un clima ideal para leer cada detalle en las bellísimas ilustraciones de Wernicke, para atrapar y resignificar los silencios. Un libro para leer y disfrutar siempre y a veces.