Familia, grupos e instituciones.
Invitamos al lector a indagar, cuestionar, interrogar e interrogarse sobre la complejidad del ser humano a través de una visión ampliada de la práctica pediátrica.
No es fácil asumir el compromiso de asistir las problemáticas que se presentan en esa práctica, porque casi siempre exceden nuestras posibilidades, lo más dificultoso es reconocer sus limitaciones.
En la práctica se generan habilidades, conocimientos, experiencias y capacidades que sin los espacios necesarios para pensarlas, repensarlas y elaborarlas, se ve empobrecido su accionar. Al abrir lugares para la reflexión se eliminan obstáculos, favorece las condiciones de trabajo, se alivia la tarea.
Para incorporar nuevas ideas hay que tener la decisión para enfrentarse con lo establecido, lo instituido, ponerlo en duda, cuestionarlo. Luego, habrá que concretarlas y mantenerlas no sin un gran esfuerzo individual, es por eso que es más facilitador y enriquecedor cuando la tarea es compartida y debatida sobre la base del respeto mutuo.
Pediatras, médicas/os de familia, obstetras, obstétricas, psicólogas/ os, enfermeras/os, trabajadoras/es sociales, puericultoras, doulas, todas y todos aquellos que se encuentran abocados de alguna manera a la atención materno-infantil, deben saber la responsabilidad que implica trabajar en la etapa más importante del ser humano, que es el acompañamiento en la formación de la familia, tarea donde se vivenciarán angustias y alegrías, tarea vital, de elevado contenido emocional, que si es realizada con afecto, ternura y empatía, será la siembra necesaria para continuar asistiendo al crecimiento y desarrollo satisfactorio tanto de las familias como al nuestro.
“A los profesionales de la salud hoy se nos presenta, entre otros, el desafío que es el de trascender a la burocracia de las Instituciones tratando de no quedar atrapado en conductas protocolares estereotipadas y alienadas a la realidad de las verdaderas necesidades de las familias y su entorno” (Grieco, A.).
