Crecer cuesta: quizás este sea el mensaje más importante de todo el libro. La transformación del cuerpo, los cambios en el vínculo con nosotros (mamá, papá o adulto referente), el alejamiento de casa, el creciente tiempo con amigos, las interminables exploraciones, las transgresiones, la inestabilidad emocional, las dificultades en la comunicación, las discusiones, la inmersión en las pantallas, el surgimiento de las parejas, el inicio de la vida sexual, el consumo de alcohol y otras sustancias, los riesgos mayores, la construcción de su identidad, la búsqueda de un sentido… La adolescencia es un camino empinado, al borde del acantilado y repleto de desafíos: mejor que resistir, paralizarnos o huir, es aprender a funcionar como guías sensibles.