Creciendo con Amor, podría llamarse Adultos Presentes, Niños con Confianza. Porque de eso trata: de cómo el amor que necesitamos para crecer, es sin duda la presencia verdadera de quienes nos reciben y nos sostienen cuando somos niños. Entonces podemos confiar; en nosotros mismos y en el mundo que nos rodea. Tanto Rudolf Steiner como Emmi Pikler, dedicados a los primeros años de la infancia, ponen el acento en el encuentro, en el vínculo que une al niño con el adulto que lo cuida reconociendo en el niño un impulso interno que quiere desplegar todas sus capacidades. Este vínculo se enriquece cuando podemos entrar en sintonía con el niño, ser empáticos con él y podamos ponernos en su lugar y a partir de allí preparar el entorno que le ofrecemos y del cual somos parte. Hoy en día, en el vértigo del siglo XXI, esto es un gran desafío. Creciendo con Amor nos invita a hacer un recorrido por los primeros años de la infancia. El desarrollo de la motricidad, el juego, la fantasía, el lenguaje y el pensamiento; el cuidado de los sentidos, ideas sobre la alimentación, el control de esfínteres, el sueño… son ideas y prácticas que se entrelazan con recetas de cocina, juguetes hechos por nosotros mismos, cuentos, canciones, y algo más.