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Descripción

Cuando hablamos y cuando escribimos, al referirnos a un grupo de mujeres y varones, utilizamos el masculino. Por ejemplo, el título de mi primer libro de viñetas es Con ojos de niño. Claro que el libro no habla solamente de varones, habla de niñas y niños, pero para abarcarlos en Italia era y sigue siendo normal utilizar el masculino. Podemos decir con certeza que el lenguaje está de parte de los varones, es machista. En efecto, así como todos creen que el libro anterior se refiere tanto a los varones como a las niñas, todos creen que este nuevo libro, Con ojos de niña, se refiere solo a las niñas. Tuve que afrontar el mismo problema como dibujante, esto es, como Frato. Cuando tenía que crear un “logo”, es decir, un símbolo para una actividad, un proyecto o una entidad que representara a los niños, cuando podía representaba tanto a un niño como a una niña, pero en muchas ocasiones no se puede. El logo debe ser un mensaje gráfico conciso, de comprensión inmediata, que pueda reproducirse también en muy pequeñas dimensiones, como por ejemplo el encabezamiento de una hoja o una tarjeta de visita, y entonces hay que optar por un niño o una niña. Cada vez que tuve que optar, opté por dibujar una niña, y siempre funcionó muy bien. Si hubiera puesto un varón las mujeres hubieran dicho: “¿Por qué no dibujaste una niña?”. En cambio ningún hombre protestó nunca por el hecho de que fuera una niña. Tal vez porque los hombres nos sentimos culpables por el exceso de privilegios que construimos y que seguimos defendiendo, pero lo cierto es que funciona.

 

FRATO